miércoles, 25 de mayo de 2011

Que tal si deliramos por un ratito (Eduardo Galeano)

Que tal si deliramos por un ratito.
Que tal si clavamos los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible.

El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
En las calles, los automóviles serán aplastados por los perros.
La gente no será manejada por el automóvil ni será programada por el ordenador,
ni será comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor.
El televisor dejará de ser el miembro mas importante de la familia
y será tratado como la plancha o el lavarropas.
Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez
que cometen quienes viven por tener o por ganar en vez de vivir por vivir no más,
como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega.

En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar
sino los que quieran cumplirlo.
Nadie vivirá para trabajar pero todos trabajaremos para vivir.
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo
ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.
La solemnidad se dejará de creer que es una virtud.
Y nadie nadie, tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo.

La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes.
Y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero.
La comida no será una mercancía ni la comunicación un negocio
porque la comida y la comunicación son derechos humanos.
Nadie morirá de hambre porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero porque no habrán niños ricos.
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla.
Ni la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.

La justicia y la libertad, hermanas siamesas, condenadas a vivir separadas,
volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.
En Argentina, las locas de plaza de mayor serán un ejemplo de salud mental
porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La santa madre iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés
y el sexto mandamiento ordenará festejar al cuerpo.
La iglesia también dictará otro mandamiento que se le había olvidado a Dios:
Amarás a la naturaleza, de la que formas parte.

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma.
Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados,
porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar.
Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan
voluntad de belleza y voluntad de justicia.
Hayan nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido
sin que importe ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo.

Seremos imperfectos porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses
pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido,
seremos capaces de vivir cada dia como si fuera el primero
y cada noche como si fuera la última.



















Eduardo Galeano

Butan y el Indice de la Felicidad Nacional Bruta


Bután es una pequeña nación budista de 700 mil habitantes, situada en los Himalayas, entre China e India. Su rey, Singye Wangchuck, decretó en 1998 "Los Cuatro Pilares de la Felicidad".

"Nuestros hijos e hijas están heredando un mundo no tan rico como el que heredamos nosotros. Debemos restablecer los bosques, proteger a los pájaros y animales, conservar la energía y reducir la contaminación. Tenemos que construir una sociedad donde el ser humano sea respetado en su dignidad y cultura. Lo que realmente importa no es lo que tenemos, sino lo que somos".

Bután es la única una nación que ha puesto a la felicidad en el centro de su estrategia de desarrollo. Y ya otros países, como el Japón, desean incorporar la FIB, la felicidad interna bruta, como su mejor índice del progreso.

Aunque la economía de Bután es nueve mil veces inferior a la del Japón, la gente de Bután es muchísimo más feliz. Japón, según las estadísticas, tiene el más alto índice de suicidio del mundo.

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En cierta ocasión se reunieron todos los dioses y las diosas y decidieron crear al hombre y a la mujer.
DIOS: Los haremos a nuestra imagen y semejanza
DIOSA: ¡Humm! Esperen, si es así tendrán un cuerpo igual al nuestro, fuerza e inteligencia. Estaremos creando nuevos dioses.
DIOS: Debemos pensar en algo que los diferencie. Piensa, piensa, piensa...
DIOS 2: Ya lo tengo. Les quitaremos ...la felicidad.
DIOSA: ¿La felicidad?
DIOS: Muy buena idea. Pero ¿dónde esconderla?
VOCES: En el fondo del mar. En un planeta lejano. En la montaña más alta.
DIOS 2: Ya lo tengo. La esconderemos dentro de ellos mismos. Y estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán.
Y es así que, desde entonces, mujeres y hombres se pasan la vida buscando la felicidad sin saber que la traen consigo.

Subido por el 02/05/2011