jueves, 26 de mayo de 2011

Yo soy esto que tengo y esto que consumo

La actitud implícita en el consumismo es la de engullimiento del mundo entero. El consumidor es un eterno lactante que llora para obtener el biberón: una condición que se hace obvia en fenómenos patológicos como el alcoholismo y la adicción a las drogas. Por lo que parece, aislamos estas dos formas de toxicomanía porque sus efectos interfieren con los deberes sociales de la persona adicta. El ocio, los automóviles, la televisión, los viajes y el sexo constituyen los objetos principales del consumismo de hoy y, si bien hablamos de ellos como actividades del ocio, sería mejor definirlas como "pasividades" del tiempo libre.

Consumir es una forma de tener, la más importante para la opulenta sociedad industrial de nuestro tiempo. El consumismo tiene características ambivalentes: calma el ansia, porque lo que uno tiene no puede serle arrebatado nuevamente, pero impone también que el consumidor consuma siempre más, desde el momento en que el consumo precedente pronto pierde su propio carácter de gratificación. Los consumidores modernos pueden etiquetarse ellos mismos con esta fórmula: "yo soy esto que tengo y esto que consumo".

Erich Fromm, ¨¿Tener o ser?"

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